¿A qué sabe el infierno?,
Tal vez al dolor salado de tu ausencia, al transcurrir gélido
de los segundos que nos separan, inexorablemente...
Sabe a tu vacío, a este dolor en el pecho, a
este corazón encogido.
Sin duda sabe a sal, a hierro, al amor forjado durante nueve
lunas, parido con tu aliento...
Sabe a galletas con
leche, a pan con chocolate, a infancia engullida entre idas y venidas...
Sabe a ron y a calimocho, a cigarrillos fumados a
escondidas...
A juventud, a rebeldía...
Sabe a sangre...
Sabe a sangre...
Sabe a silencio...
Sabe a nada, la nada que me arropa cada noche y me recuerda la falta de tu presencia.
Sabe a oscuridad, a cumpleaños sin tu llamada, a domingos sin
tu cubierto, a tu cuarto sin tus cosas...
Sabe a veintes de enero sin mejillas que besar ni cuerpo al
que abrazar...